Mujer, creadora de innumerables
sentimientos de amor y comprensión
que me convierten en el más fiel admirador
de tu belleza e inteligencia
y protector de tu frágil y tierna figura.
Mujer, tú que das vida a mi vida
y me haces contemplar con dulzura
y serenidad un mundo injusto
en el cual lo más justo y verdadero eres tú,
mereces mi respeto y devoción.
Mujer, que sacrificas tu vida por mí
y me conduces por el sendero ilimitado de tu amor,
te has convertido en el más preciado tesoro
que hombre alguno pudiere poseer.
Mujer, el sólo pensar que un día me llegaras a faltar,
inunda de tristeza y soledad mi corazón,
convirtiendo mis manos fuertes y bruscas
en frágiles y delicadas palomas
que vuelan libremente por el entorno delicado de tu ser.
Mujer, tú que eres madre, amiga y compañera,
en el amanecer de cada día que caminas conmigo,
que creces conmigo y que ante todo estás conmigo,
en el largo atardecer del ocaso de mi vida
seguirás siendo lo más importante,
seguirás siendo mujer.
Escrito por Ruben Mamorre 23de febrero 2010


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